jueves, 14 de julio de 2011

Naturalmente

Justo al final del día, cuando la noche se asoma a mitad del cielo y al otro lado se apagan las últimas luces del sol ya escondido en aquella curvilínea llamada horizonte que a pruebas de nunca poder alcanzarlo nos sirve para algo tan importante como es que sigamos caminando, que sigamos yendo a su encuentro como a las utopías se debe ir, justo en ese momento, que tan admirablemente se despierta cada día con la responsabilidad de la libertad que tiene o viceversa, justo ahí es cuando mis defensas se vienen abajo y me dejo sorprender nuevamente con la belleza de todo esto que todavía no pudimos destruir, envenenar, intoxicar, desgastar, construir…con todas esas cosas que todavía son de todos porque no se pueden comprar con el dinero, la última religión y política que nos inventamos para tenernos bajo control, porque no hay dueños para esas cosas y ellas saben que son más grandes, eternas y mejores que nosotros, justo en ese momento me doy cuenta que no somos nada, que estamos de paso solamente, que nos prestaron unos días y tan solo una pequeña parcela para que hagamos uso de nuestras propias limitaciones, y justo en ese momento me doy cuenta de que si cambiamos lo que somos y preparamos lo que realmente queremos llegar a ser, podemos serlo todo, pero solo si limamos una gran aspereza que tenemos, solamente si empezamos a querer serlo todo junto con lo que nos rodea y no a costa de lo que nos rodea.

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