miércoles, 31 de agosto de 2011

Hacerse mayor...

De repente te haces mayor y, en el mejor de los casos, todas esas ganas de comerte el mundo desaparecen y digo en el mejor de los casos porque, hoy por hoy con tanta distracción que nos rodea, ya no hay tanta gente comiéndose el mundo.

Por otro lado, cierto es que no desaparecen del todo, más bien se focalizan. Centramos esa atención que le prestamos al mundo en cubrir nuestras necesidades. “Haciéndote mayor” o como me gusta llamarlo a mí, entrando en la burbuja individualista de la sociedad que se nos impone, te das cuenta lo que cuesta vivir tu vida como para estar viviendo también la de todos los demás, lo que cuesta poner de acuerdo a dos personas sin el factor “económico” por delante, impulsado también por la sociedad, te das cuenta lo que cuesta vivir en esta selva donde, olvidándonos que muchos no pueden sobrevivir, solamente sobreviven los más… ¿fuertes? ¿listos? ¿los que tienen menos escrúpulos? Ellos, los creadores del sistema, la elite seleccionada a dedo, en fin los “Adaptados”. Darwin tenía razón acerca de la evolución, se sigue viendo hasta hoy. Lo que no tenía razón es planteando el futuro, ¿Por qué si somos la única raza que se conoce capaz de hacer uso del razonamiento, no evolucionamos a la salvación de nuestra especie no solo con los “adaptados”, sino en la capacidad de la inclusión y la ayuda en la salvación de los demás, no solo seres de igual raza, sino cualquier otro?

Y así, girando en esta gran Noria del sistema bautizada religiosamente como mundo, se te acabaron las ganas de comértelo, de hacer algo por lo que tu nombre sea recordado, y no específico si algo bueno o algo malo, porque ya se encargarán los historiadores dependiendo de la posición política que adopten de ponerle una etiqueta. Porque sigue sin tener explicación que se mate en nombre de la democracia y esté bien y en cambio en nombre del comunismo esté mal. No soy ni de uno, ni de otro, por eso creo poco de lo que hay en los libros, menos de la mitad. Creo si en que matar esta mal y punto, me da igual quien lo mande, porque si no puedo devolver la vida ¿por qué voy a quitarla? Y tampoco soy religioso porque también han matado profesando el “no matarás”, otro sarcasmo de la historia humana.

Se nos apagó la luz, y nos mantienen ocupados en nuestros problemas y con una realidad disfrazada de geisha gracias a todas las distracciones que nos creamos para que solamente nos preocupemos de banalidades sin recordar que allá afuera hay gente que se ocupa de sobrevivir.

“Truth is out there”

sábado, 13 de agosto de 2011

Blockbuster - Otro final feliz

Cabe en mi mente un supuesto que no quiero conocer. Palabras perdidas forman un pensamiento tan bizrro, tan hipócrita como la vida misma. Años gastados uniendo miradas con acento chino. En el coche tiemblo al volcar y sueño despierto. Se acaban las pasantías en tu país salvaje y por mi barrio ya no cruza tu presencia.