martes, 29 de septiembre de 2009

Rockola












Había una vez, tantas veces, que se repetían las mismas historias, contadas al azar en noches robadas por un violinista no formado en la materia, que por algún motivo el corazón se olvidaba de la razón y procuraba un respiro a la desgastada rutina, a sabiendas que las noches en vela no solo tienen la compañía de la soledad.


Federico Glez