lunes, 18 de abril de 2016

The big picture





...Y yo creo que las cosas van como van no por la corrupción como tal, sino por los pequeños detalles del panorama general.
La corrupción en la que queremos creer y la que tanto morbo nos da es aquella que se llevó a cabo a gran escala y normalmente del arca pública. Obviamente, sin excusar a ninguno y sin siquiera discutir que el volumen también hace la diferencia, esas pequeñas cosas que hacemos a diario, y que escudamos en la cantidad en vez de en el concepto, están cortadas con el mismo tenedor.

Y aunque me podría extender mucho porque es un tema, como todos, delicado y lleno de matices, voy al grano, ese que a veces tengo en el culo y molesta.
En el caso de hoy, tenemos un señor (el hombre de rojo) robando flores de un parque para vender en la feria. Indirectamente robando dinero público del que también yo he aportado y sacando un beneficio del que no paga impuestos (aunque a lo mejor yo no crea en ellos porque a veces ni creo en el concepto de estado pero siendo consciente que vivo en él, el cambio debe empezar desde otra óptica; pero este es un tema más largo aún y de otro corte).
Por suerte quedan esas cuatro personas sueltas que se acercan para que el daño sea menor y pelean por sus ideas aunque la respuesta recibida sea de tono borde/amenazante y con un final clásico: "métete en tus asuntos". Que dicho sea de paso, como dije antes, indirectamente son mis asuntos también.

La estampa curiosa de ese momento es la camiseta de la selección española de ese hombre de rojo que, aunque yo no tenga nada en contra de la bandera ya que probablemente sea el más patriótico cuando de mi Uruguay se trata y que además sé que estas actitudes no entienden de fronteras y son el pan diario de cualquier país, parodia la situación poniendo en ridículo su comportamiento (...y los
españoles muy españoles y mucho españoles...). 

Y que puedo entender y empatizar con su situación que desgraciadamente no tengo ni tendré la menor idea.
Y que puedo compartir lo que piensa o no dentro de cada contexto.
Y que puedo pensar que ni siquiera se compara a los robos al que nos tienen acostumbrados esos señores de guante blanco, chaqueta y corbata.
Y todo lo que quieras... 

Pero que no se nos olvide el concepto.
Porque no hay más donde rascar ahí.
El concepto es el concepto.