Nacimos siendo peces de una pecera mugrienta, que no hace ni autocrítica ni limpieza desde hace varias décadas.
Nacimos de padres que pelearon tanto por no ser comidos que nos querían dar las cosas masticadas, y que sin quererlo hicieron que seamos más fáciles de masticar.
Nos enseñaron a crecer apáticos, desesperanzados con la
política, desganados de los políticos.
Nos enseñaron así y así aprendimos, porque era más fácil
mirar los colores de la publicidad que nos inunda que leer la letra pequeña que
nos esconden.
Nos enseñaron a confiar en un contrato en vez de en la
palabra de una persona porque en ellos es más fácil camuflar los matices,
porque cada vez que hacen los contratos más largos y aburridos es para poder
tener salidas legales donde ampararse y lavarse las manos.
Nos enseñaron a no opinar de política o a hacerlo cada
cuatro años y como no entiendo no opino y no entiendo porque es más divertido
ver tele5 (aunque mienta que veo la 2), jugar a la play o esperar cada fin de
semana para emborracharme y olvidar todo ese rollo.
Nos enseñaron a crecer sin creer en nada pero creyendo todo,
tragando todo y haciéndolo sin protestar.
Nos enseñaron a comprar, usar y tirar a veces sin llegar
siquiera a gastar, a tener un armario lleno de Armani para no repetir vestido
cada fin de semana y además que ahorrar no era el futuro, que el presente era
hoy y despilfarrar era la mejor manera de vivirlo.
En definida, nos enseñaron lo que era más fácil, lo que
menos costaba, llegar al 5 para pasar y no esforzarse para mirar de cerca al 10
para crecer.
Y como buenos atorrantes que somos, así aprendimos.
Que equivocados que estaban y que mal que aprendimos.
No hay persona más ciega que la que no quiere ver. Y nos
fuimos a dormir con unas vendas en los ojos, y creímos que las cosas que pasaban
lejos de la burbuja que nos rodeaba simplemente pasaban de largo y no nos
concernían y cuando te quisiste dar cuenta que eso que pasaba tan lejos pasaba
ahora tan cerca ya no quedaba quien pensara que eso era asunto suyo.
Por eso, hoy es un buen momento para despertarnos, pero
sobre todo para despertar a los que nos seguirán, porque hoy la lucha es
nuestra pero mañana va a ser de ellos y es sano y necesario que estén bien
preparados y se sientan arropados.