sábado, 11 de octubre de 2014

Cambiando de focos




Y un día me dí cuenta que, probablemente, dejé de escribir porque estaba demasiado preocupado en sobrevivir. Me habían engañado con la idea de la promoción social, y me encontré a mi mismo haciendo malabares para ser ese otro tipo, ese con las comodidades de la vida moderna, con un título universitario, con un trabajo acorde a ese yo que estábamos creando y con todos esas posesiones que terminan dándole la vuelta a la situación.

Mis textos más largos se convirtieron en detalladas actualizaciones de estado a nivel de cualquier red social, en exhaustivas listas de la compra que minimizaban gastos pero que a la larga maximizaban problemas de salud o en listas de tareas con el fin de optimizar el tiempo que nunca sobraba cuando estás atado a este modelo 2.0 de vida esclava.

Probablemente dejé de escribir porque me olvidé completamente de como expresarme y ya no quedaban sentimientos ni por dentro, ni por fuera. Justo ahí, cuando lo pensé, me dí cuenta que estaban ganando, que me habían quitado la parte humana que me hacía diferente, que era una pieza más que se movía al son del resto de la maquinaria y que, con mi movimiento, ayudaba a que la noria siguiera con su inercia. Fue ahí cuando me senté otra vez para decir basta, primero con las palabras, después con las acciones.

31/01/2014
editado 03/10/2014

Federico-Gonzalez
Libro: Historias Mínimas: Noches en Vela